RIO EBRO

A estas alturas seguro que a nadie le sorprende encontrar siluros a la altura de Zaragoza. La verdad que es algo normal e incluso han seguido remontando el curso del río por encima de la comunidad de Navarra.

Son peces que se han adaptado perfectamente y encuentran en aguas del Ebro un hábitat ideal. El siluro es un pez que no deja indiferente a nadie.

La mayor parte de la comunidad de pescadores lo odia aunque seguramente se habrá sentido atraído alguna vez por su pesca. La verdad que su aspecto no ayuda a crear una buena imagen de él. Por su tamaño se le ha calificado de monstruo del pantano, etc y se le considera un pez que habita en las profundidades, de hábitos carroñeros, lento y poco capacitado para la caza. Para esa otra minoría de persona a los que nos fascina y vemos en él un pez excepcional y de gran deportividad, esta secuencia fotográfica es todo un espectáculo.

Las fotos fueron tomadas en el Puente de Piedra de la capital maña el 20 de julio de 2008. En ellas puede observarse como un siluro merodea cerca del lugar donde habitualmente suelen ir a beber palomas.

El siluro espera el momento en el que las aves se inclinan para refrescarse y lanzar su ataque. Todo esto sin apenas recibir información por parte de su sentido de la vista. Es capaz de localizar a sus presas mediante la línea lateral que cruza todo su cuerpo hasta la cola y los barbillones, percibiendo la más mínima vibración producida en el agua, al igual que es muy sensible a olores y sonidos. Además es un pez de costumbres y acudirá con regularidad a las zonas donde pueda alimentarse con frecuencia. Como conclusión decir que el siluro es una sofisticada máquina capaz de localizar presas potenciales a distancia, comparable solo a los modernos sonar que montan los barcos y submarinos de combate. Se trata pues de un gran cazador, ágil, rápido y con un ataque brutal, que nada tiene que envidiar a otros depredadores como lucios o basses.

Quiero agradecer a Don Jesús Rodríguez buceador del Cuerpo de Bomberos y responsable de las fotografías y a Don Aurelio Garbajosa, miembro también de Cuerpo de Bomberos, su gran colaboración.